martes, 21 de agosto de 2012

Cumbre del Mercosur: un encuentro familiar con amores y odios


La arquitectura comunica y en ese sentido Itamaraty, el legendario edificio de la Cancillería brasileña comunica que Brasil se sigue viendo a sí mismo como un Imperio. Un edificio majestuoso rodeado de un lago artificial y con banderas ya no solo de Brasil sino también del Mercosur (blanca con estrellas azules) será la sede mañana de una nueva cumbre del Mercosur cuyo punto principal a tratar será el ingreso formal de la República Bolivariana de Venezuela como miembro pleno.
Se sabe que este ingreso, pedido desde 2006,  venía postergándose por la cerrada oposición del congreso paraguayo a habilitarlo. Perjuicios ideológicos contra el mandamás venezolano, Hugo Chavez Frías y, se especula, alguna “mano negra” interesada en debilitar al Mercosur detrás, llevaron a que fueran infructuosos los pedidos del ahora ex Presidente Fernando Lugo y hasta de delegaciones diplomáticas de Brasil y Argentina para que los senadores paraguayos accedieran al indispensable acuerdo cuadripartito para permitir el ingreso de un nuevo miembro al selecto club sudamericano.
Pero la polémica destitución de Lugo por parte precisamente de los parlamentarios paraguayos, llevó a que los Presidentes de Argentina (Cristina Fernández), Brasil (Dilma Rouseff) y Uruguay (José Mujica) decidieran unilateralmente suspender a Paraguay su membrecía y aprovechando su ausencia temporal, habilitar el ingreso de Venezuela.
Chávez está exultante con este ingreso al punto tal que la de mañana será su primera participación en un evento en el extranjero en lo que va del 2012. Con la mira puesta en las elecciones presidenciales del 7 de octubre próximo, donde se juega su reelección, el caudillo caribeño apuesta a mostrarse saludable ante la prensa extranjera para convalidar su afirmación de que derrotó el cáncer que lo acechaba.
En la previa a la cumbre de los presidentes, equipos técnicos primeros y cancilleres después buscarán compatibilizar  los plazos para la adaptación de Venezuela a las normas del Mercosur y a su Arancel Externo Común, que varía entre 0 y 20 por ciento, según los productos procedentes de países ajenos al bloque.
A fin de acelerarlo, técnicos de Brasil visitaron Caracas la semana pasada y, según el Gobierno venezolano, identificaron unos 230 códigos de productos que Venezuela podría comercializar desde ya en el ámbito del Mercosur. Chávez dijo además que creará un “fondo estratégico” de “varios cientos de millones de dólares” para apoyar a empresas venezolanas con perfil exportador y se mostró abierto a facilitar inversiones de los sectores privados del Mercosur.
Este último punto es el que genera dudas por ejemplo en sectores de la poderosa industria brasileña que desconfía del perfil  “socialista” de Chávez y su gobierno respecto a la compatibilidad con sus negocios.
De todos modos, los industriales “paulistas” están más preocupados por la creciente injerencia de China en Venezuela y en función de frenar la misma y de aprovechar el potencial energético venezolano, se convirtieron en inesperados aliados de Rouseff para meter a Venezuela adentro del mercado común sudamericano.
Por eso,  más allá de la ausencia – bajo protesta – de Paraguay y de las manifestaciones opositoras del vicepresidente uruguayo, Danilo Astori, no habrá mañana ninguna objeción al ingreso de Venezuela y la mira periodística está puesta en el creciente conflicto entre Argentina y Uruguay respecto a supuestas irregularidades en torno a la contratación de la empresa Riovía, subsidiaria de la holandesa Boskalis, como encargada del dragado del canal Martín García.
La información trascendió en medios uruguayos sostenida por el embajador Francisco Bustillo, Presidente de la delegación uruguaya ante la CARP (Comisión Administradora del Río de la Plata) y golpeó de lleno al gobierno argentino que presurosamente pidió suspender la licitación hasta aclarar el entredicho.
Pero Uruguay hizo mutis por el foro y solo Mujica dijo que hablaría del tema con Fernández en la cumbre de mañana. Sin embargo desde el gobierno argentino dijeron que no tienen nada que hablar al respecto con Mujica e insistieron con suspender las obras y pusieron en duda que recién dos años después de que se concretaran las supuestas irregularidades estas fueran denunciadas.
No solo eso, en medios cercanos al Gobierno argentino, se recordó que Bustillo, no tuvo un buen paso por la Argentina como embajador ya que estuvo involucrado en denuncias de compras irregulares de autos importados con pasaporte diplomático.
Delicias de una convivencia familiar que no parece poner en peligro precisamente esa misma convivencia. Mujica, defendiéndose de quienes en su país lo acusan de ser “tibio” ante Argentina lo graficó a su estilo “tragare sapos y culebras antes de pelearme con la Argentina, porque siempre que nos peleamos pierde Uruguay”, explicó.

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